La paz se tambalea en Irlanda del Norte

Walter Oppenheimer
El País / IAR Noticias
10/03/09

Disidentes del IRA-Auténtico se atribuyen el asesinato de dos soldados británicos - Londres y Dublín afirman que el atentado no hará descarrilar el proceso de paz.

Cientos de personas, sin distinción de fe, se concentraron ayer junto a los cuarteles de Massereene, en Antrim (Irlanda del Norte) para rezar por la paz en el Ulster y protestar por el atentado de la noche del sábado en el que murieron dos soldados británicos y otros dos militares y dos civiles resultaron heridos. Uno de ellos, un inmigrante polaco, está en estado crítico. El atentado, reivindicado ayer por los disidentes republicanos del IRA-Auténtico, ha sido condenado por los líderes de todos los partidos del Ulster y por los primeros ministros de Reino Unido y de Irlanda con un mensaje común: nada parará la paz.

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El atentado ocurrió a las 21.40 (22.40 en la península española), cuando cuatro soldados cruzaron la entrada de la base del 38 Regimiento de Ingenieros en Antrim para recoger unas pizzas que habían encargado 20 minutos antes. En ese momento, dos pistoleros salieron de un coche que estaba aparcado unos metros más adelante y lanzaron una ráfaga de disparos con fusiles ametralladores, alcanzando a los cuatro soldados y a los dos civiles que traían las pizzas. Luego se acercaron a ellos y lanzaron una segunda ráfaga antes de salir huyendo en el coche.

Es el primer atentado mortal contra soldados británicos en Irlanda del Norte desde que Stephen Restorick, de 23 años, fue alcanzado por el disparo de un francotirador del IRA en un control en Bessbrook (Condado de Armagh) en febrero de 1997. Algo más de un año después, en abril de 1998, se firmaron los Acuerdos de Paz de Viernes Santo. Unos meses después, en agosto, disidentes republicanos mataron a 29 personas con un coche bomba en Omagh. Fue la peor carnicería en toda la historia de los disturbios.

La bomba de Omagh, que quería acabar con el proceso de paz, no hizo más que reforzarlo. El atentado del sábado, de escala mucho menor pero de gran simbolismo por ser un ataque directo al Ejército, se produce en un momento muy diferente. Aunque la reconciliación entre católicos y protestantes sigue estando lejos, los norirlandeses se han acostumbrado a la paz.

Ahora, los unionistas de línea dura comparten el Gobierno del Ulster con los republicanos del Sinn Fein, brazo político del IRA, la policía es aceptada por todos y Londres está a punto de traspasar al Gobierno autónomo las competencias sobre interior y justicia. El IRA ha enterrado las armas y la lucha armada, y el Ejército británico ha dado por concluida la Operación Banner, nombre clave de la campaña de 38 años contra el terrorismo republicano.

El atentado ha sido condenado por el ministro principal y líder del unionismo, Peter Robinson. "Estos asesinatos son un acto fútil de quienes no tienen apoyo popular ni posibilidades de tener éxito. No nos van a desviar de la dirección que ha tomado Irlanda del Norte", dijo. También por el líder republicano, Gerry Adams: "Ha sido un ataque al proceso de paz. Es contraproducente. Los que lo han hecho no tienen apoyo ni estrategia para alcanzar una Irlanda unida". Con el mismo énfasis se pronunciaron los primeros ministros británico, Gordon Brown, e irlandés, Brian Cowen.

Pero el atentado puede tener consecuencias políticas, porque ha llegado horas después de un rifirrafe de los republicanos con el jefe del Servicio de la Policía de Irlanda del Norte (PSNI), Hugh Orde. Desde hace meses, tanto Orde como los observadores independientes venían alertando sobre el peligro creciente que suponen los disidentes republicanos.

El jueves, Orde informó de ese peligro al consejo civil del PSNI pero descartó la posibilidad de pedir ayuda al Ejército, que desde que acabó la Operación Banner no sólo ha reducido su presencia en el Ulster, sino que está acantonado en sus cuarteles.

Pero el viernes, el jefe policial se vio forzado a confirmar las informaciones de la BBC de que han sido desplegados expertos militares. "Estamos hablando de un número muy reducido de personas que incrementan mi capacidad técnica. No tienen un papel operativo", precisó. Pero el número dos del Sinn Fein y del Gobierno autónomo, Martin McGuinness, declaró de inmediato que su confianza en Orde se estaba "tambaleando". Ahora, el atentado confirma que el policía no se equivocaba sobre el creciente peligro de los disidentes republicanos. Pero echar mano del Ejército para luchar contra ellos evoca viejos fantasmas y puede dividir a la clase política del Ulster.

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